Hacia la Cumbre Social del Mercosur en Brasilia. A modo de síntesis

7 de noviembre de 2012.- Representantes de las Comisiones Temáticas del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina (CCSC),  el espacio político «Unidos y Organizados», y diferentes expresiones sociales se reunieron el pasado 5 de noviembre en el Palacio San Martín, para debatir los aspectos centrales del funcionamiento de la próxima «Cumbre Social del MERCOSUR» a realizarse los días 4, 5 y 6 de diciembre, en la ciudad de Brasilia.
Durante la jornada se presentó un trabajo de sistematización de los documentos generados en los últimos años de Cumbres Sociales del MERCOSUR elaborado de manera colectiva  por integrantes de las Comisiones del CCSC. Asimismo se expusieron y aclararon diversos aspectos de  la propuesta de trabajo formulada por la Presidencia Pro Témpore de Brasil.
Los 60 delegados presentes analizaron también los ejes de discusión que se abordaran en una Jornada de Trabajo a realizarse el día 13 de noviembre, donde masivamente, las organizaciones sociales, integrantes del CCSC y espacios políticos profundizarán el debate  y las propuestas que serán presentadas por la delegación argentina que participará en la capital brasileña.
El Embajador Oscar Laborde, Coordinador General del CCSC, afirmó que “el debate fue medular, centrado en los procesos de integración y en la participación social. Estamos frente a nuevos paradigmas que precisan de una nueva institucionalidad y de herramientas acordes al momento político que atraviesa Suramérica. Esta reunión ha consolidado esa perspectiva y debemos seguir ampliando el diálogo y el análisis de nuestra propia realidad regional….”
Se encontraban también presentes, Pablo Vilas,  Director de la «Casa Patria Grande Néstor Kirchner» ,  Elsa laborde, Coordinadora Ejecutica del CCSC, Mariana Vazquéz, Asesora de Subsecretaría de Integración Económica Latinoaméricana y Mercosur de la Cancillería Argentina (SUBIE) y representantes de Relaciones Internacionales de Unidos y Organizados y otras fuerzas políticas y sociales. En otros invitados se encontraban presentes:

 

 

 

 

 

A modo de síntesis

«O inventamos juntos, o erramos – Simón Rodriguez»
Las cumbres sociales del Mercosur iniciadas a partir el año 2005 han contribuido a realizar múltiples acercamientos, diálogos y reencuentros entre integrantes de los pueblos del sur que han venido acompañando la agenda llevada adelante por los gobiernos del Mercosur para profundizar la integración del bloque regional. Una amplia gama de actores del campo popular y social han podido aportar a este diálogo: representantes sindicales, militantes políticos, pueblos originarios, mujeres, migrantes, jóvenes, asociaciones redes de la sociedad civil, ambientalistas, académicos e intelectuales, docentes, artistas, funcionarios…etc. 
Un aspecto clave de este proceso reside en la importante pluralidad de culturas, de identidades y miradas que han convergido dentro de un proceso de diálogo que no dejó de contemplar las heterogeneidades y las incompletudes características de nuestros espacios y territorios. Los grupos de diálogo y las comisiones temáticas conformadas en cada cumbre social han apostado precisamente en esta pluralidad. Cada una avanzando a sus ritmos y posibilidades, pensados como el punto de partida fundamental para caminar hacia una integración social, plena y válida.
Se trata en definitiva de un ensayo de laboratorio de nuevas ciudadanías regionales. Y pensándonos como laboratorio, nos parece ahora importante avanzar en la tarea de visualizar el acumulado de aportes y lineamientos que han expresado las distintas comisiones temáticas del Consejo consultivo de la sociedad civil, en resonancia con los diálogos de las cumbres sociales. Nuestra intención es básicamente resaltar los elementos comunes que surgen de la diversidad de aportes, yendo más allá de los enfoques sectoriales que fueron necesarios a cada grupo para profundizar su dialogo en una primera instancia. 
El boceto de síntesis a continuación busca concretizar esta tarea. Se ha basado sobre todo en los documentos y declaraciones elaborados por los 16 grupos temáticos en el marco de las últimas cumbres sociales de Mendoza (junio 2012), del Chaco (2010) y de Montevideo (2011). Lejos de pretender a una síntesis exhaustiva y objetiva, se trata ante todo de una lectura transversal enfocada en la producción conceptual de los grupos temáticos, la cual siempre es aproximativa y subjetiva, irreductible a la pluralidad de realidades expresadas. 
Propuesta de síntesis 
Cuatro ejes son los que vertebran el conjunto de aportes y lineamientos expresados por las distintas comisiones temáticas. 
1 :: Profundizar el cambio de paradigma en un contexto de crisis múltiples, sentando nuevas culturas políticas y éticas
2 :: La diversidad es el punto de partida para una integración plena
3 :: Profundizar la democracia y trascender los Estados
4 :: Transitar hacia economías más justa e integradas.
1 :: Seguir avanzando en un contexto de múltiples crisis,sentando nuevas culturas políticas y éticas
Queda claro,  en primer lugar que Argentina y América Latina están transitando actualmente una etapa de cambios inéditos. Los gobiernos democráticos del  Mercosur han consolidado en la última década una capacidad de manejo genuino de su destino, apostando en el rol central de la acción pública y del Estado para alcanzar mayores grados de justicia  social, de equidad y de inclusión. En Argentina, estos avances se han construido como resultado de un acumulado de crisis y luchas que han logrado desandar los desaciertos de la ortodoxia neoliberal. Como lo resaltan las comisiones de educación y de economía social, más allá de haber logrado cambios, se trata de la profundización de un nuevo paradigma que marca una ruptura radical con los rumbos anteriores y que tiene que seguir avanzando. 
Como muchos grupos lo señalan explícitamente, esta aventura inédita que experimentamos en Argentina y la región toma lugar en un contexto de complejas heterogeneidades y de crisis más amplias que se manifiestan a nivel global. Los niveles de desigualdades, las asimetrías de desarrollo entre países, la débil estructura de integración productiva, el grado de colonialismo y eurocentrismo en ciertos sectores, no solo componen un paisaje de realidades diversas, sino que generan vulnerabilidades, conflictos o incompatibilidades. Superar estas heterogeneidades es un horizonte programático para la integración. Estas heterogeneidades nutren y están nutridas por un conjunto de crisis más amplias que toman sus raíces en nuestras formas de ver y habitar el mundo como subraya el grupo de pensamiento nacional. Se trata de formas inadecuadas de sentar la producción sobre principios extractivista de sobre-explotación de los recursos naturales, de hegemonización de los conocimientos, de los poderes y de los seres humanos entre sí. Es una crisis civilizatoria, filosófica, ética, social y política. 
De hecho, esta crisis y las estructuras subyacentes que nuestras sociedades se expresan en cada salto sustantivo. El modo de construcción del Estado nación, la revolución neoliberal iniciada en 1982, la colonialidad del poder y del conocimiento han dejado una estructura todavía intacta, fáctica y resistente en muchos campos. Esta última constituye no solo un freno sistemático a los procesos de cambio, sino también un corset conceptual que hay que superar para pensar nuevos escenarios como lo subrayan las mesas de soberanía alimentaria y de pensamiento nacional. 
Por eso, Argentina y América Latina necesitan nuevos mitos, símbolos y lenguajes para seguir transitando y superar sus heterogeneidades.Este eje se expresa en relación estrecha con la tarea de seguir sentando nuevas bases culturales y éticas y de capacitar para potenciar nuevas culturas y la integración. Ahora bien, como lo mencionan los afrodesciendientes y el grupo de pensamiento nacional, es impensable en esta etapa histórica elaborar nuevas narrativas comunes desde el pensamiento único o ladiscriminación. A contrario, como lo subrayan los migrantes y los pueblos originarios, diseñar nuevos relatos significa partir del reconocimiento de las diversas identidades y historias. Remite a una renovación de los lenguajes y del pensamiento que solo se encuentra a su comienzo, donde nos descolocamos como periferia para ir construyendo centros de protagonismo colectivo, con auto-examen y espíritu crítico. De hecho, nuevas bases éticas están sosteniendo este esfuerzo. Como contra-cara a otros valores tales como la competencia, el lucro, la indignación, la explotación, la desigualdad, se plasman valores como la diversidad, la autonomía, el cuidado, la solidaridad, la dignidad, la convivencia democrática, el vivir bien, la armonía con la naturaleza, el protagonismo activo y la resistencia. 
Para la mayoría de las comisiones, la educación y la capacitación son un camino privilegiado para impulsar todos los ejes anteriores. Las propuestas en el campo educativo reflejan los ejes anteriores y otros que veremos a continuación. Tienen que ver con el campo de la cultura política, la comunicación social, la integración regional, la violencia social, los derechos humanos, la interculturalidad, el consumo y la producción responsable, la economía social, la salud. Los mismos lineamientos éticos se aplican también a la educación para que sea más capaz de abordar las realidades diversas y la heterogéneas: se resaltan la necesidad de revalorizar los conocimientos marginalizados, de reconocer nuevos saberes como los saberes ancestrales o las experiencias, de promover el intercambio horizontales de conocimientos, operando idas y vueltas entre teoría y práctica, permitiendo al proceso educativo de ir hacia una dinámica de participación social como lo plantea el grupo de educación. 
2:: La diversidad como punto de partida para una integración plena
Sostener la diversidad constituye otra base del paradigma en camino. Gran mayoría de los grupos la plantean tanto como un elemento valórico y un modo de construir una integración plena. La diversidad esta planteada como un principio organizador, un sustento de la vida misma, de las identidades y de los territorios. Esto implica pasar de estructuras y enfoques monoculturales en el Estado y las políticas públicas, a abordajes que puedan contemplar la pluralidad y la complejidad de situaciones y sujetos. Este planteo se formula claramente en los grupos de los pueblos originarios, de economía social, de educación, de niñez y adolescencia y de salud. 
Reconocer y abordar la diversidad abre la posibilidad de crear condiciones para avanzar en una inclusión dinámica, para dar acceso a las políticas públicas, proteger los sujetos con derechos. Como lo recuerda el grupo de niñez y adolescencia, sostener la diversidad no significa fragmentar las realidades y los grupos sociales, renunciando implícitamente a mayor grado de integración. Es ante todo reconocer lo invisibilizado, apostar en el fundamento democrático de convivir con una pluralidad de voces, adoptar una visión relacional de la sociedad que considera las individualidades y los grupos sociales con sus múltiples solidaridades e interdependencias, necesariamente complejas, contradictorias, incompletas. En este nuevo paradigma, hay una búsqueda centrada en construir relaciones a suma positiva entre diversidades y unidades, donde valorizar más diversidades permite construir a su vez más elementos de unidad e integración. Remite a la importancia de procesos y prácticas que promueven el diálogo, la escucha, la igualdad de acceso, la participación, la articulación dinámica entre el conjunto y sus particularidades. En el campo de la comunicación social, la diversidad se plantea doblemente como un factor de participación social y un elemento de regulación para democratizar el sistema comunicacional. 
La ampliación de los derechos humanos hace parte de este paradigma de revalorización de la diversidad para potenciar la integración. Promover una cultura de derechos remite a reconocer plenamente los distintos sujetos en su singularidad y obligaciones hacia el resto de la sociedad, a garantizar su protección y cuando se tratan de bienes para garantizar su acceso. Se trata primero de avanzar en el sentido de proteger los sectores los más vulnerabilizados o excluidos como los niños y adolescentes, los refugiados ambientales, las mujeres, las personas con discapacidades, las comunidades campesinas. Un conjunto de nuevos derechos emergentes están apuntados por varios grupos. Insisten en la importancia de promover derechos colectivos e ir visibilizando más ampliamente un abanico de bienes comunes. Como el derecho al agua, a la información y la comunicación, a la cultura, a la igualdad y a la no discriminación, a la vivienda, al consumo responsable, a la salud sexual y reproductiva. De la misma forma, la naturaleza tendría que ser nuevo sujeto de derechos según el grupo de soberanía alimentaria. Ahora bien, no basta con solo avanzar en establecer nuevos derechos como lo recuerdan los migrantes. Su aplicación práctica, su capilaridad cultural, la articulación de los distintos actores y de las políticas públicas entre sí son condiciones imprescindibles para darle forma efectiva. 
Nuevos procesos, nuevos actores e inclusive conceptos son necesarios para amalgamar las diversidades y avanzar en una integración plena. Requieren un salto cualitativo a nivel de los modos de organización como lo veremos más adelante. Los conceptos de fronteras, de migraciones, de nacionalidad, de ciudadanía tienden a ampliarse o cambiar de definición. Como los sugieren los grupos de comunicación social y de juventud, es necesario impulsar procesos ascendientes de escala regional, desde las bases, para entender otras realidades y definir criterios y agendas comunes. El intercambio de experiencias, de tecnologías, de normas y estándares, así como la creación de centros de información y observatorios forman un respaldo clave para esto. En este sentido, vemos que la información desempeña un rol estratégico para la totalidad de los grupos. Esta planteada como una faceta inseparable de la acción popular ciudadana y organizada. Es una herramienta esencial para conocer sus derechos y obligaciones, evaluar y monitorear situaciones sociales y ambientales, y reflejar las unidades y diversidades que comentamos recién a través de nuevos contenidos comunicacionales. 
3 :: Profundizar la democracia y trascender los Estados 
La participación es otro eje clave que hilvana todos los elementos anteriores y que fundamenta la posibilidad de que las democracias latinoamericanas puedan tener efectivamente un contenido integrador, arraigado, social, plural y popular. Todas las comisiones sin excepción apuntan este aspecto de forma central. Se plantea así una mirada profunda y sistémica de la participación, que apunta a renovar las formas democráticas actuales y a profundizarlas. Participar significa primero apostar en que somos todos sujetos potencialmente capaces de producir el interés general y que es necesario ser coautor y actor de este interés general para transformar más orgánicamente la sociedad. Concebida de esta forma, la participación va más allá de la sola organización democrática del debate. Es a la vez dialogar en diversidades, construir representaciones comunes que transforman en retorno las miradas particulares, establecer colectivamente prioridades y agendas, implementar y evaluar la acción colectiva y las políticas públicas. Remite a crear las condiciones para organizar el dialogo social, disponer de informaciones adecuadas (como lo sugieren los grupos de comunicación social y de niñez y adolescencia), asumirse como protagonista dispuesto a respetar la diversidad de voces en el seno de un marco definido por una ética y reglas para el debate y la discusión (grupo educación). Por eso no hay participación posible sin derecho a la comunicación, sin renunciar a una parte de sus propios particulares. 
Esta aspiración a una democracia profundizada mediante amplias modalidades participativas se refleja en distintos planteos en las comisiones. Esta claro que hay que impulsar el Parlamento del Mercosur y la Unidad de participación social del Mercosur (grupo migrantes y refugiados), o institucionalizar la participación de la sociedad civil en la UNASUR como lo enuncia el grupo educación. Pero no es suficiente. Hay que ir más allá de las instancias representativas que solo forman una parte de un tablero más amplio. Es imprescindible también armar políticas públicas con y para los migrantes en pos de mejorar sus alcances y pertinencias (grupo migrantes y refugiados), asociar los trabajadores en la planificación de las condiciones laborales (grupos economía social y salud), pensar en modelos de participación social y educativo (grupo educación) y también en espacios comunicacionales participativos (grupo comunicación social). Se trata por otra parte de armar una evaluación participativa de las zonas costeras (grupo desarrollo sustentable y ambiente), de construir un proyecto latinoamericano de abajo hacia arriba (comisión pensamiento nacional) o de diseñar un control social participativo sobre los sistemas de producción (grupo soberanía alimentaria). Cada propuesta muestra como la participación tiende a ser una modalidad misma de construcción de los sujetos democráticos y de distintos tipos de bienes comunes (derechos, debate público, conocimientos), la calidad y la vivacidad democrática siendo un resultado del proceso de construcción de estos sujetos y bienes. 
De hecho, el Estado esta llamado para jugar un papel activo en esta profundización democrática. Varios grupos subrayan que no debe ser contemplado desde una relación de exterioridad a la sociedad, sino desde una perspectiva de expresión de la sociedad en él. La articulación de las políticas públicas del Estado entre sí y con los actores civiles se plantea como otra modalidad central y como corolario de la participación. En varios temas, no basta con avanzar en las leyes y en políticas innovadoras sectorialmente si los organismos del Estado no están articulados entre sí como lo subrayan los grupos de personas con discapacidades y de migrantes. En la salud, en migración, en el campo socioambiental, en educación, en las políticas familiares, la articulación de las políticas es indispensable para potenciar la acción integradora del Estado. Más allá de generar solamente más articulación, se trata en varios contextos de revertir los enfoques habituales, poniendo en el centro la necesidad de articular y de construir vínculos. El caso más emblemático es el de las zonas de fronteras que varios grupos mencionan como un eslabón privilegiado para la integración (migrantes, comunicación social, género, salud). Ahí se pueden armar medios de comunicación interculturales, medidas para flexibilizar los flujos migratorios, crear puntos de encuentros y limitar la trata y la violencia combinando los temas de salud, derechos, educación, trabajo…etc. 
Como bien resaltan las mesas de pensamiento nacional y de economía social, el horizonte de la integración y las interdependencias crecientes entre sociedades plantean en sí un desafío a la arquitectura estatal. Ahí surgen las ideas de trascender el Estado, de desburocratizar la administración, de avanzar en el cumplimiento de los discursos y leyes vigentes, de promover la articulación en vez de segmentar la realidad. Se expresa la idea de vitalizar la dinámica de los movimientos sociales que son portadores de nuevos procesos de integración social. Por eso varios grupos avanzan la necesidad de construcción de redes internacionales autogestionadas, de convergencia de movimientos sociales propulsados por el sueño histórico de la Patria Grande, estimulando el espíritu y el camino para seguir en la integración institucional. Para avanzar en esta nueva arquitectura, es necesario también articular fortalecimiento de los Estados frente a los poderes económicos, mayor redistribución interna de los ingresos, búsqueda de modelos no extractivistas de producción y entrada regulada de capitales y de tecnologías para el desarrollo. 
4 :: Transitar hacia economías más justas e integradas
Como lo aclaran los grupos de soberanía alimentaria, de pensamiento nacional y de pueblos originarios, la crisis global mencionada al inicio es una crisis civilizatoria, generada por la incompatibilidad de los modos actuales de percibir, pensar y organizar nuestras sociedades dentro de un planeta diverso y finito. Esto implica la tarea inédita de volver a colocar los modelos de producción y más ampliamente la economía en el dominio de viabilidad que ofrece la vida en la biosfera. El gran abanico de propuestas expresadas en los grupos muestra que no se trata solo de hacer más sustentables los sistemas de producción, sino de diseñar economías que puedan construir conjuntamente pluralidad, responsabilidad, inclusión, soberanía, expresión democrática y territorialidades. En el fondo, esto nos remite a afirmar una relación más estrecha entre justicia social y justicia ambiental, ambas tendiendo a formar dos caras inseparables de un misma ética de convivencia digna y justa. Ahí encontramos de nuevo los principios que surgieron de los tres ejes anteriores. Desde los pueblos originarios, la economía social y la soberanía alimentaria, la economía tiende a ser un medio para revalorizar los lazos sociales, las diversidades identitarias y productivas de los territorios. Tiene que formar también una herramienta para avanzar en una economía democrátizadora, tanto en el sentido de permitir a sectores dominados de estructurarse y recuperar un papel protagónico en la sociedad, que de realizar un control social de los procesos productivos, tecnológicos y comerciales. Promover una relación directa entre productores y consumidores, como lo propone el grupo de informalidad laboral y de tecnología social, apunta también a esa idea de revalorizar los lazos sociales y hacer participativos los procesos productivos a nivel territorial. 
La responsabilidad social empresarial, el consumo y la producción responsable son un eje vertebral para transitar hacia economías más justas y sustentables. La producción responsable remite a reducir los flujos de energía y de materia (aumentando los intercambios económicos y la creación de empleo), a usar energías renovables. Remite también a medir y trazar elementos no contemplados habitualmente en la economía. Por ejemplo la participación de las mujeres, el trabajo reproductivo complementario de las actividades productivas, la contribución de las familias al desarrollo, los intercambios de materia, la huella hídrica y de carbono, la biodiversidad. Varios lineamientos sugieren que para actuar de forma responsable es necesario también conocer, es decir conscientizar para un uso racional de los recursos, como lo señalan los grupos de salud y de cambio climático, y generar sistemas tecnológicos e de información soberanos y transparentes. 
La mayoría de las comisiones insiste en que estos elementos requieren nuevas arquitecturas y formas de organización. El grupo cambio climático cita por ejemplo los modelos agroecológicos por su capacidad de generar a la vez inclusión social, mitigación del cambio climático, soberanía alimentaria y recomposición de los suelos y de la biodiversidad. Las mesas de comunicación y tecnología social promueven las tecnologías y los conocimientos como herramienta de inclusión, de libre acceso, uso y distribución. Lo mismo se expresa en el campo de la economía social, de la educación, de la niñez y adolescencia con enfoques multidimensionales, integrados, plurifuncionales. Estos nuevos modelos tienen en su corazón geometrías complejas e intersectoriales, que permiten alcanzar varios objetivos a la vez, realizar orgánicamente articulaciones, inclusive aumentar los grados de autoregulación. 
De hecho, caminar hacia nuevas economías combinando más integralmente los componentes sociales, ambientales y económicos, implica ampliar la  definición de los bienes en juego en los procesos económicos. Es necesario ir más allá de lo económico y de lo productivo como lo plantea la mesa de pensamiento nacional, incorporar lo estético, lo ético y lo solidario en cuanto aspectos integrales de la vida. Los recursos naturales, los suelos, las semillas, la tierra están en el orden de la justicia social como lo plantean las propuestas del grupo de cambio climático y los pueblos originarios, por lo que no pueden ser sometidos a lógicas mercantiles. En este sentido, la propiedad comunitaria subrayada por los pueblos originarios forma un régimen de regulación más adaptado. La salud, los conocimientos, las experiencias y ciertas tecnologías son los resultados en muchos aspectos de una construcción colectiva, que a su vez requiere mecanismos que garantizan su difusión, accesibilidad y enriquecimientos continuos. El grupo educación subraya este aspecto con la idea de registrar, sistematizar y certificar los saberes de los educadores populares. 
Referencias